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EL ECO O LA LLAMADA DEL OUTPLACEMENT


30/04/02

Pensemos en las consecuencias de un despido, en el clima de los que se quedan, en la inseguridad de no saber quién será el próximo. El ECO, exocolocación o outplacement ayuda a mantener el nivel de productividad de los que continúan trabajando en la empresa.

Hasta hace no muchos años, cuando uno llegaba a los cincuenta entraba en la recta final de su larga vida laboral. Se trataba de una recta larga, bien asfaltada, en la que los principales problemas eran periféricos al trabajo, y radicaban en pagar los estudios a los hijos y evitar el síndrome del nido vacío. En el horizonte apenas se vislumbraba la línea de meta de las seis decenas, con su laurel de "jubilado" esperando al final.

Hoy, en cambio, "gracias" a la internacionalización empresarial y al movimiento uniformemente acelerado de la cosa competitiva, la quinta década de un trabajador, y aún la cuarta, aparecen salpicadas de baches, grava y tachuelas, además de manchas de aceite debido al reciente y aún no suficientemente probado asfaltado.

A la angustia por el bienestar de los seres queridos y el pago de créditos, se une la de la inestabilidad del asiento, del suelo mismo que se pisa, e incluso de las convicciones morales. Es lo que llaman los expertos del ramo "la revolución del cambio".


El ECO del despedido

De poca ayuda nos serviría conocer este verdadero terremoto ideológico si no le quisiéramos poner remedio, no ya oponiéndonos de plano (eso de "parar el mundo y bajarse"), sino inventando instrumentos paliativos para sortear las dificultades que nos hemos ido creando nosotros mismos. Uno de esos instrumentos es el ECO.

El ECO o exocolocación no es más que lo que los dandies del verbo llaman outplacement, o lo que es lo mismo: "la solución humana ante el despido".


Los orígenes

Este invento proviene de los turbulentos años 60 estadounidenses, en los que se plantearon una serie de cambios sociales y políticos profundos, a los que no fue ajeno el mundo laboral. La necesidad de prescindir de personal científico y militar surgió debido al cambio tecnológico y social operado en esa época, tras la Segunda Guerra Mundial. Ya no eran necesarios tantos hombres de cualificación limitada. Los cometidos serían ahora distintos y era obligado prescindir de ellos definitivamente o reciclarlos. Y se optó por esto último, pues los empleados leales no se merecían el ostracismo. Al fin y al cabo ellos eran los artífices de la victoria estadounidense en la última gran guerra.


El caso español

Uno se pregunta si el empresario español y las autoridades van a permitir el desprecio por los héroes del desarrollismo y la transición. ¿Pensarán en términos materialistas, de usar y tirar, los departamentos de recursos humanos, o harán realmente honor a su nombre?

En estos tiempos, en los que se impone el ahorro a todos los niveles para no esquilmar los recursos, han surgido los conservacionistas, los ecologistas que pregonan acertadamente el aprovechamiento racional de las materias primas, el reciclaje ... ¿Van a ser menos las personas, los trabajadores que han aupado al país a cotas de bienestar no conocidas por estos lares?


Evitar las consecuencias

Si no nos conmueven la moralidad y la justicia de estos argumentos podemos pensar en téminos económicos. Pensemos, si no, en las consecuencias de un despido, en el clima de los que se quedan, en la inseguridad de no saber quién será el próximo.

En las más profundas convicciones del trabajador anida el sentido de la justicia. Ese sentido que se transformará en resentimiento y falta de productividad si percibe que su futuro laboral está en el aire. Especulará y lanzará proclamas alarmistas que se extenderán como un reguero de pólvora. Sólo si sabe que su empresa cuenta con un plan de exocolocación podrá reducir su ansiedad y mantener sus niveles de productividad.


¿Qué hacer?

Los departamentos de Recursos Humanos deben hacerse ECO de las necesidades de los trabajadores. Deben convertirse en verdaderos artífices del cambio, no en meros adaptadores de tendencias exógenas. Es su obligación defender a las personas de la vorágine "cambista", de las modas en contratación, de los vaivenes en la dimensión de las plantillas.

Abordar el cambio significa dotar a los trabajadores que se desea separar de la empresa de estrategias y técnicas profesionales, psicológicas y materiales para limitar el impacto del despido, y recolocar en puestos productivos externos o internos al trabajador, o persona que genera beneficios a la sociedad y a otras personas. No sólo estaremos siendo más justos, sino que también haremos a nuestras organizaciones más competitivas -al aprovechar los recursos ocultos del empleado que hasta entonces se dedicaba a otra cosa- y más famosas y preferidas por los mejores trabajadores del mercado.



José Luis Muñoz Mora
Consultor de RR. HH.



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